NOS VEMOS MAÑANA

Por: Miguel Encalada

Estoy solo

Eso fue lo que pensé, mientras mi corazón brincaba ansioso por salir de mi pecho. Al mismo tiempo, que mis manos cubiertas de sudor recorrían mi pálido rostro que expresaba mi nerviosismo que me carcomía con cada minuto que pasaba. Tenía 15 años y mi confianza no era la mejor, mi baja autoestima hacía que mi cuerpo temblara como una gelatina. Parecía un viejo árbol a punto de caerse por la brisa más nimia.

No están mis amigos ahora que hago

Mi mente estaba confusa mis amigos habían optado por ser físico matemático o químico biólogo. Yo me decante por Sociales, y para mi desgracia no coincidí con ninguno de mis viejos compañeros. Por esa época, mis capacidades para socializar eran casi nulas, mi timidez casi no me dejaba articular palabras. Para mí era un milagro si lograba al menos tener un amigo.

- Y ahora qué hago

Ese llanto lastimero salió de mi garganta casi sin darme cuenta.

Genial Miguel una vez más dado lastima

Pensé, mientras las miradas se aglomeraban a mí alrededor. Algunos se rieron y otros pensaron que era el raro del curso

En ese momento escuche una voz, era cálida y amigable.

- Disculpa mijin esta es la fila del Cuarto “B” de Sociales

- Claro…

Conteste un poco nervioso, pensando que había escuchado mi lamento

Después de unos minutos se acomodó en la fila y tras cantar el himno de nuestro colegio me dijo:

- ¿Cómo te llamas mijin?

- Miguel Encalada

Mi respuesta fue rápida sin titubeos, quería demostrar con mi voz seguridad, aunque por dentro era un manojo de nervios.

- Ja ja ja te voy a llamar Encaladeitor porque me recuerdas a Terminator

Quizá era mi altura, pero musculoso y valiente no eran características que me destacaran. Tras ello se presentó

- Me llamo Edison Cosios…

Edison era un líder nato, su mirada impartía seguridad y respeto. Pero también contaba con un carisma natural que lo hacía un ejemplo a seguir. Yo mismo lo admiraba como persona, él era todo lo que yo quería ser; lo consideraba mi maestro.

El tiempo pasó y Cosios me demostró ser un guía en mi estancia en el Colegio Mejía. Aún recuerdo las tardes cuando, me enseño a jugar billar o como con paciencia me enseño a nadar salvándome de ahogarme en la piscina. A veces nos reíamos en clases o pasábamos el tiempo sentados con las panas en la plaza del Consejo Provincial para tomar unas cervezas.

Pero si algo nos gustaba era participar en las manifestaciones. Édison llevaba siempre su ya clásica pañoleta y un escudo con el sello del Colegió Mejía. Como líder nato, siempre se ponía enfrente tratando de ayudar a los compañeros si estaban a punto de ser detenidos por la policía.

En una de estas protestas, un policía golpeo mi rodilla derecha con su tolete, y hasta la actualidad tengo secuelas de este accidente. Así fue como no participe en las manifestaciones del 15 de septiembre del 2011.

Ese día después de salir de clases, con una rodilla coja, vi como los muchos se aglomeraban en las calles. Edison estaba allí, cojeando me acerque a saludarlo.

- Mijin que fue se va quedar en la marcha

- Obvio Encaladeitor ¿y tú?

- No si los chapas me jodieron la rodilla, no puedo correr

- Chuta loco, yo me quedo guerreando tu descansa

- Dale mijin, pilas ve que los chapas están locos

- No te preocupes mijin. Pilas nos vemos mañana

- Dale mijin, mañana nos vemos, suerte

“Nos vemos mañana” esas palabras hoy retumban en mi cabeza, como un taladro perforando una dura roca. Al día siguiente, ya no estaba ese líder nato que repartía su carisma por los pasillos del colegio. Ya no escucharía sus bromas, su voz llena de seguridad o el grito de 'Encaladeitor', cada vez que me llamaba. Hoy me despido de ti, a quien consideraré mi maestro por el resto de mi vida. Nos pudieron a ver robado ese hipotético mañana, pero tu alegría y carisma nos mantendrán de pie en este áspero camino hacia la cumbre…